"Somos eco del pasado, que venimos a despertar, a la mujer del futuro"

martes, 13 de marzo de 2012

Alexinne Tinne

 Alexinne Tinne - Exploradora y mujer aventurera.


Alexinne Petronela Tinne es una de las poco conocidas mujeres exploradoras del siglo XIX. Su pasión por las culturas africanas y , en concreto, por la antigua civilización egipcia, le llevaron a la búsqueda de las  misteriosas fuentes del río Nilo.
Nacida en 1839, pertenecía a una de las familias más ricas de Holanda, su educación fue muy cuidada, lo cual le permitió hablar con soltura el inglés, el francés y el holandés.
Con tan sólo 16 años, hizo su primer viaje a tierras africanas, se trataba de un breve viaje de placer, en compañía de su madre y por el Egipto faraónico, sin embargo este fue el inicio de una larga serie de expediciones por el interior del continente.
Pocos años más tarde y siempre acompañada por su madre, se decidió a organizar un nuevo viaje por el Nilo, en busca de sus fuentes, sin embargo, los accidentes naturales les impidieron continuar.
Estas dificultades, lejos de provocar el desánimo en Alexinne y su madre, provocaron que se decidieran a organizar una nueva expedición mejor equipada, adquiriendo un barco a vapor y convenciendo a su tía Adriana a que las acompañara.
Por tanto, las tres mujeres, con unos guías y unos botes con provisiones, se lanzan a remontar el Nilo, atravesando el reino de Sudán y llegando hasta tierras en las que nunca antes habían estado los europeos. En su viaje, se encontraron con otro explorador, Samuel Baker, el cual se maravillaba y extrañaba de la determinación de las tres mujeres, en sus cartas a Inglaterra, dejó constancia de su encuentro con tan curiosas exploradoras: "Hay unas damas holandesas que viajan sin ningún caballero... Deben estar locas...Todos aquellos salvajes van tan desnudos como el día que nacieron".
Finalmente, y tras superar los rápidos, los mosquitos, y todos los peligros del río, las fiebres pudieron con Alexinne, cayendo gravemente enferma por lo que la expedición tuvo que regresar.
 
En lugar de renunciar a esta vida de peligros, decidió explorar el llamado río de la gacelas, un afluente del Nilo, el cual se adentraba hacia las desérticas tierras del Sahara. En esta expedición, Alexinne y su inseparable madre iban acompañadas por numerosos porteadores, asistentes y un grupo de científicos, encargados de cartografiar y recoger muestras de la zona. Sin embargo durante el viaje, Harrie,t su madre, cogió las fiebres y murió, dejando a su hija sumida en la tristeza y el caos, teniendo que ser rescatada por su tía Adriana, que se había quedado en Sudán.
 
Al poco tiempo, su tía enferma gravemente y muere, dejando sola a Alexinne, la cual sintiéndose culpable y rechazada por su familia en Holanda, decide no regresar a su país trasladándose a El Cairo. Desde allí, planea un nuevo viaje desde Argelia, atravesando el Sahara en busca de su antiguo objetivo: el lago Chad. Durante su estancia en Argelia, criticó duramente la esclavitud, y construyó una casa refugio para acoger a esclavos liberados.
Este sería su último viaje, ya que hacia el final del mismo, en un enfrentamiento con un grupo de tuaregs, estos mataron a varios miembros de la expedición de Alexinne, dejando a esta última herida, sin agua ni ayuda posible, muriendo sola en medio del desierto. Contaba entonces 30 años, dejando un enorme legado para todos aquellos que detrás de ella, soñaron con descubrir el continente africano.
      

Margarita Arosa

Pintora e ilustradora española, nacida en París (Francia) alrededor del año 1852, y fallecida en su ciudad natal después de 1903.

 

 

Nacida en el seno de una familia burguesa acomodada, desde muy temprana edad tuvo a su disposición todos los medios necesarios para desarrollar su innata vocación artística, ya que su progenitor, Gustavo Arosa, era un reputado arqueólogo.


Rodeada de artistas plásticos que compartían amistad con su padre, la joven Margarita cursó sus primeros estudios de dibujo y pintura en la madrileña Escuela de Bellas Artes de la Academia de San Fernando, para trasladarse después a su París natal con el propósito de perfeccionar su formación artística en los estudios y talleres plásticos de otros maestros tan relevantes como los pintores Armand Gautier, Constant Ayer y Félix Barrías.


 Con poco más de treinta años su nombre circulaba ya en los foros artísticos de la capital gala como el de una de las jóvenes promesas de la pintura femenina europea, lo que le permitió tomar parte en varias muestras colectivas y en diferentes concursos y certámenes plásticos en los que dejó numerosas huellas notables de su valía en el manejo de los pinceles. En el Salón de París de 1882, Margarita Arosa colgó su cuadro titulado Retrato de Pagan, que mereció los elogios de la crítica especializada y propició que la joven artista siguiera concurriendo de forma ininterrumpida a dicho certamen hasta 1900.


Al mismo tiempo, las noticias de su éxito en la capital francesa llegaron a España y dieron a conocer el nombre de la pintora parisina a través de los principales rotativos y revistas de todo el país.
 Nuevos triunfos internacionales (como el obtenido en 1884 en la Exposición de Bruselas) consolidaron el nombre de la artista en todos los foros pictóricos europeos durante la década de los años ochenta, aunque no faltaron voces -sobre todo, en España- que intentaron desacreditarla tildándola de mera aficionada. Y es que Margarita Arosa, pionera de la liberación y promoción de la mujer en una parcela que, como el mundo del Arte, seguía estando dominada por juicios e intereses masculinos, fue la primera pintora española que se atrevió a abordar en sus lienzos el tema del desnudo.
En efecto, en 1887 la artista concurrió a la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid con su célebre cuadro titulado La baigneuse (La bañista), en el que, por vez primera en la pintura española del siglo XIX realizada por mujeres, se reproducía un desnudo integral femenino. Esta obra, de extraordinaria calidad artística y riguroso acabado formal, se hizo acreedora de una mención honorífica otorgada por el jurado de dicho certamen, pero también mereció la desaprobación de quienes, desde unos criterios estéticos y morales profundamente reaccionarios, consideraban que las mujeres debían limitarse a reflejar en sus lienzos flores, paisajes y retratos castos (temas que, por cierto, también cultivó con admirable soltura y perfección). En las escuelas y academias de dibujo españolas se prohibía, a las pocas niñas y muchachas matriculadas en sus aulas, asistir a las sesiones de copia de modelos al natural, lo que hacía prácticamente imposible que las pintoras españolas adquiriesen la técnica necesaria para afrontar el tema del desnudo. Por fortuna para el desarrollo de su formación pictórica, Margarita Arosa había asistido en París a talleres y escuelas en los que no reinaban estos  prejuicios morales.


A pesar de la mirada sañuda de quienes contemplaban sus cuadros desde los convencionalismos sociales y morales de la época, Margarita Arosa siguió demostrando con su actitud una audacia y valentía poco frecuentes en el mundo de la creación femenina de su tiempo y, con su arte, unas cualidades innatas que hacían de ella una de las pintoras más inspiradas del arte español de finales del siglo XIX. En efecto, en 1889, lejos de amilanarse con el pequeño escándalo suscitado dos años antes por la exhibición de La baigneuse, la animosa pintora volvió a presentar una de sus obras en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid, donde de nuevo fue distinguida con una mención honorífica. En 1891, alentada por su enfrentamiento con los críticos más conservadores, formalizó su ingreso en la Sociedad de Mujeres Pintoras y Escultoras de Francia, y al año siguiente volvió a triunfar con uno de sus cuadros en la Exposición Internacional de Bruselas. Fue, en resumen, una excelente pintora e ilustradora que, amena y variada en el dominio de su técnica predilecta (la acuarela), halló en los círculos artísticos europeos mayor proyección y reconocimiento que en el enrarecido mundillo cultural de la España finisecular del XIX.


Obras: La baigneuse (La bañista), Paisaje, Marina, Una mujer en la ventana y Naturaleza muerta
(fuente:www.mcnbiografias.com)

Martina Castell Ballespi

Lleida, 1852 - Reus, 1884

Hija de una larga saga de médicos leridanos, Martina Castells no lo tuvo fácil para acceder a los estudios. Más allá de las dificultades que una mujer pudiera encontrar en aquellos tiempos, la salud de Castells sufrió algunas sacudidas durante su niñez que la fueron apartando del aprendizaje en diversas ocasiones.
En Lérida, pudo estudiar en un par de colegios femeninos, pero la muerte de uno de sus hermanos  le comportó más problemas y otra vez se vio apartada de los estudios. A pesar de todo, ella se dedicaba a escribir y a publicar poesía.

La Revolución de 1868 cambió su vida cuando el nuevo Estado permitió a las mujeres el acceso a las carreras científicas. Castells suplicó a sus padres para volver a los estudios y en junio de 1887 acababa el bachillerato en el Instituto de Lérida para ingresar en la facultad el mismo año. Fue a la Universidad de Barcelona y, como era de esperar, escogió la carrera de medicina. En el año 1881 finalizaba sus estudios y solicitaba el examen de licenciatura el 20 de junio del mismo año; consiguió el permiso el 4 de abril de 1882. Nota final: excelente. El mismo año se doctoraba en Madrid apadrinada por el doctor Josep de Letamendi. Se especializó en Pediatria.


En su tesis, Martina Castells reivindicaba la educación de la mujer como un tema de gran actualidad y de vital importancia. Un conflicto que ella pudo superar a fuerza de una voluntad excepcional y por una predestinación a la medicina por la condición hipocrática de la familia. El doctorado de Castells no pasó desapercibido en los medios de comunicación. 

Desgraciadamente, toda esta fuerza y esfuerzo por llegar a donde muy pocas mujeres habían podido acceder fue acallada el 21 de enero de 1884. La doctora Martina Castells moría con sólo treinta y un años, mientras estaba embarazada, ya casada con el doctor Constantí, médico militar. También su muerte tuvo resonancia: La independencia Médica (1884) anotaba que la joven médica tenía un futuro muy brillante y en La Gaceta de los Hospitales (1884) la calificaban de «distinguida sacerdotisa de Esculapio».

Angela Grassi

Esta autora nació el 2 de agosto de 1823 en Italia, pero a partir de 1829 vivió junto a su familia en España, país donde su padre había conseguido trabajo como músico.
Durante su niñez y adolescencia, Ángela aprendió a tocar el arpa y el piano, así como también se especializó en geografía, retórica, literatura y arte francés e italiano. Con los años, esta mujer que alcanzó una profundidad en materia de estudio poco habitual en su época, llegó a convertirse en maestra.
Tras vivir durante varias temporadas en Barcelona, la escritora se instaló en Madrid, donde conoció a Vicente Cuenca, un periodista y crítico de música que, tiempo después, se transformaría en su marido.
Entre 1867 y 1883, Grassi, quien para ese entonces ya había recibido un premio por “Las riquezas del alma” y otro por “La gota de agua”, dirigió y colaboró con materiales de su autoría en la revista “El correo de la Moda”. “Los juicios del mundo”, “El capital de la virtud”, “La paloma del diluvio”, “Palmas y laureles” (propuesta que llegó a ser de lectura obligatoria en numerosas escuelas públicas), “El copo de nieve” (publicado en forma de folletín en 1876) y “El favorito de Carlos III” son otros de los títulos que forman parte de la producción literaria de esta novelista que, a la hora de elaborar textos, solía inspirarse en la religión, la maternidad y el amor.
Ángela Grassi perdió la vida en la capital española el 17 de septiembre de 1883, dos años después de haber quedado viuda.

Josefa Massanés

Maria Josefa Massanes, hija del coronel de infantería D José Massanes y de doña Antonia Dalmau nació en Tarragona, en el día 19 de marzo de 1811.

Perdió á su buena madre cuando apenas contaba cinco años, y fué educada por sus abuelos paternos, señores de rígido carácter y costumbres patriarcales: el profundo y tierno amor que la señora Massanes sentía hacía ellos, se deja ver en algunas de sus composiciones, y aquel sentimiento la inspiró sin duda ese respeto hacia la ancianidad, que es uno de los distintivos de su carácter.

Desde su edad mas tierna, manifestó una grande inclinación hacia las bellas artes, y sobre todo el estudio de la literatura: mas si bien su familia protegió sus disposiciones naturales en lo respectivo á la música y pintura, no fué lo mismo en cuanto á sus tendencias literarias, que la fueron contrariadas con gran empeño, y conforme á las preocupaciones que en aquella época dominaban, respecto á la educación de las señoritas.

Sin embargo, como el poeta nace con una vocacion irresistible, como tiene que satisfacer la sed de su alma ó morir, la señorita Massanes, obediente, dulcísima y cariñosa para los ancianos que habian velado su cuna, no halló otro medio de leer y estudiar, que privarse de las horas de sueño, con tal afan y perseverancia, que su salud se debilitó hasta el estremo de no haberla vuelto a recobrar.

¿Quién inspiraba á Josefa Massanes tal valor, tanta constancia?

Dios, que al nacer, habíale dicho desde el cielo:

– ¡Tu cantarás, es tu mision, y para eso te he formado!

Porque las poetisas que hemos venido al mundo desde el año 1830 al 1840, hemos tenido para animarnos el ejemplo de las que nos han precedido, el estímulo de su gloria, la leccion de su paciencia; pero cuando Josefa Massanes dejó escapar de su pecho á la edad de diez años su primer canto poético, ninguna mujer en España habia ceñido aun sus sienes con la corona de la poesía.

Mucho tiempo pasó, sin que la señorita Massanes diese nada á la prensa: como ya he dicho, hacia versos desde la edad de diez años, pero los hacia para satisfacer una imperiosa necesidad de su alma, y sin que la vanidad tuviese parte en sus cantos.
 
En el año 1835 empezó á publicar sus inspiraciones en los acreditados periódicos: El Vapor, El Guardia Nacional y La Religion: y aquellas composiciones, llenas de ternura y de sentimientos religiosos, revelaron á la gran poetisa que mas tarde había de ocupar un sitio tan elevado en la literatura patria.

Reprodujéronla, y fueron extraordinariamente elogiadas en la prensa nacional y extranjera, sobre todo, la que lleva por titulo El beso maternal, que copiaron casi todos los periódicos de España. En los Estados-Unidos, no solo la insertó El Noticioso de ambos mundos de Nueva York, sino que tambien fue traducida al inglés por órden del gobierno de aquel país, y recomendada á los establecimientos de educacion primaria.

Desde el 37 al 40, publicaron sus composiciones los periódicos mas acreditados de Barcelona.
En 1841 dio á luz el primer tomo de la Colección de sus poesías, y en 1850 el segundo, con el título de Flores marchitas. En el dia está en prensa el tercero, que bajo el nombre de Frutos de Otoño, publicará La Maravilla, gran sociedad de publicaciones establecida en Barcelona: estos volúmenes, así como otras poesías sueltas de la señora Massanes, han inspirado estensos artículos, ó mas bien brillantes y merecidos elogios, á muchos de nuestros mas distinguidos escritores.

No ha celebrado Cataluña una solemnidad nacional, no ha espresado una sola de sus alegrías patrias, en que no haya acudido á pedir sus inspirados cantos á la señora Massanes: es ademas sócia de muchas corporaciones científicas, artísticas y literarias, y ha recibido infinitas muestras de cariño y de aprecio en los altos personajes, que a su paso por Barcelona han tenido ocasión de estimar lo sobresalientes de su talento y el mérito de su modestia.
Sus poesías son casi populares, y muchas de ellas se han impreso con gran lujo tipográfico.

Hace dos años que por primera vez, y á ruegos de varios amigos, escribió en su lengua nativa algunas composiciones, que publicó con general aceptación el editor Sr. Manero en sus dos colecciones de Autores catalanes.
La señora Massanes, aunque nacida en Tarragona, solo residió en esta ciudad los dos primeros meses de su vida, habiendo habitado despues casi siempre en Barcelona.

En 1843 quiso unir á los goces que le proporcionaba la literatura, los dulces placeres de la familia, y se unió con los lazos del matrimonio al Sr. D. Fernando Gonzalez de Ortega, entonces capitan, y hoy teniente coronel de infantería. Su enlace se verificó por poderes en Barcelona, y se ratificó en Madrid, adonde la señora Massanes vino á reunirse con su esposo, permaneciendo poco tiempo en la córte.

Dios privó á la distinguida poetisa de los dulces cuidados de la maternidad, tal vez para que fuese la consoladora de las agenas desgracias: porque su beneficencia, su caridad, son inagotables, y nadie que padece y se acerca a ella, se aleja sin consuelos de su lado.

En 1853 adoptó á un pobre huerfanito recien nacido, y en 1854 á otro de tres años de edad, que tambien habia quedado sin padres, cumpliendo así con dos desvalidas criaturas la mas dulce y sagrada mision de la mujer.
Es indescriptible la pasion con que la señora Massanes ama á sus dos hijos adoptivos, el esmero con que atiende á su educación, los cuidados de que les rodea.

Todos los que han tenido la dicha de tratar á la distinguida poetisa, convienen en la excelencia de su carácter y de sus sentimientos: es afable, sencilla, jovial, tierna en sus afecciones, y generosa hasta la abnegación: dotada de estrema franqueza, es sin embargo benévola, tan cariñosa, tan dulce, que cautiva todas las voluntades.

<Yo no he recibido desengaños en mi vida literaria>, dice en una de sus cartas á la que suscribe este pobre artículo, <solo he hallado generosidad, tolerancia, amigos fieles y entusiastas.>

Mas cómo, la dirémos nosotros, ¿cómo podia suceder de otra manera? La que ignorando su propio mérito se dedica á amar y á derramar beneficios sobre sus semejantes: la que teniendo incontestables derechos para ser admirada, es modesta, dulce y buena; la que es el verdadero ángel de los tristes, ¿cómo podia de hallar hiel en derredor suyo? La corona de verde laurel y de aromadas flores que ciñe y refresca las sienes de la señora Massanes, es la recompensa que Dios la envia en su justicia, y que la concede la sociedad, que á pesar de cuanto se diga, sabe estimar y amar cuanto es bueno, noble y grande.

Ya nos han precedido en la grata tarea de hacer una biografía de esta distinguida poetisa algunos escritores de justa reputacion.

Ademas de los trabajos publicados de la señora Massanes, de que hemos hecho mencion, y del tercer tomo de sus poesías, en prensa, tiene inéditos un drama, varios opúsculos, y un tratado sobre los deberes morales y sociales de la mujer.
Este libro será notable por mas de un concepto, pues su autora, ademas de poseer una vastísima erudicion, fruto de sus largos estudios, conoce muy bien por la excelencia de su corazon y de su talento todos los deberes que su sexo impone y debe cumplir.
La señora Massanes es sencilla en sus hábitos, pero distinguida en sus maneras: su figura está á un tiempo llena de nobleza y de dulzura, y el talento y la inspiración reverberan en sus hermosos ojos.
No elogiamos en particular ninguna de sus poesía; no sabemos juzgar sino alabar lo que creemos bueno, y todo cuanto su pluma ha producido nos parece admirable: la culta Cataluña, idólatra del nombre de Josefa Massanes, la ha levantado ya un pedestal en cada corazon; y la literatura patria la ha concedido con justicia uno de los asientos mas elevados en el Parnaso español, al mismo tiempo que todas las mujeres que sostenemos la pluma en nuestras débiles manos, la debemos la mas tierna gratitud por haber iniciado el camino de la poesía femenina, y haberle alumbrado con la hermosa luz de sus virtudes.

miércoles, 7 de marzo de 2012

HARRIET BEECHER STOWE

 Harriet Beecher Stowe (1811-1896)

 Escritora y abolicionista estadounidense, autora de La cabaña del Tío Tom (1850-1852), una severa denuncia de la esclavitud y una de las mejores novelas de la literatura estadounidense en su género.


Nació el 14 de junio de 1811 en Litchfield, Connecticut, séptima hija del clérigo liberal Lyman Beecher.

 La muerte de su madre (cuando ella tenía cuatro años), y la convivencia con su madrastra le brindará una imagen deteriorada sobre la cuestión de la maternidad, que se encuentra presente en gran parte de sus trabajos.

Se casó con el reverendo Calvin Ellis Stowe, un ferviente luchador contra la esclavitud. Tuvieron siete hijos, pero algunos de ellos murieron a temprana edad.

 Su primer libro, El Mayflower o apuntes de escenas y personajes entre los descendientes de los peregrinos, apareció en 1843. Mientras vivía en Brunswick (Maine), escribió La cabaña del Tío Tom. La novela se publicó por entregas en un periódico abolicionista, el National Era, y en 1852 se editó como libro.
La historia por entregas no llamó especialmente la atención, pero el éxito del libro no tuvo precedentes. En sólo cinco años se vendieron 500.000 ejemplares en Estados Unidos y la novela se tradujo a más de veinte idiomas. Este libro contribuyó a la cristalización de los sentimientos militantes contra la esclavitud en el Norte y aceleró así el desencadenamiento de la Guerra Civil. La cabaña del Tío Tom, como la mayoría de las novelas de Stowe, posee una estructura irregular, pero está llena de sucesos dramáticos que atrapan poderosamente al lector. En 1853 publicó Claves a la cabaña del Tío Tom, donde incluye una abrumadora cantidad de pruebas documentales para justificar su ataque contra la esclavitud. Stowe volvió a la carga con Dred: Relato del gran pantano sombrío (1856). El galanteo del ministro (1859) es la más conocida de sus novelas románticas. También escribió relatos y poesía religiosa. Su reputación quedó gravemente dañada en Gran Bretaña tras publicar un artículo titulado La auténtica historia de la vida de Lord Byron, donde afirma que el poeta mantuvo relaciones incestuosas con su hermana.

El 1 de Julio de 1896 fallecía en Hartford, Connecticut.

LUCRETIA MOTT

 Lucretia Mott (1793-1870)
Nacida en Nantucket, Massachussets, siendo la segunda de siete hermanos. Sus padres eran Thomas Coffin y Anna Folger, su padre era capitán de un ballenero y su madre dirigía la explotación agrícola familiar.

Fue enviada con 13 años a un internado donde finalmente terminó como profesora. Su interés por los derechos de la mujer se inició cuando descubrió que sus compañeros profesores recibían el doble de sueldo que las profesoras.El 10 de abril de 1812, Lucretia contrae matrimonio con James Mott, otro profesor de su escuela, el matrimonio tuvo seis hijos, muriendo el primero a los cinco años. En 1821 el matrimonio se traslada a Filadelfia y ella es nombrada predicadora del grupo quáquero local.

Perteneciente a la confesión protestante de los cuáqueros, se opuso al tráfico de esclavos y fue un miembro activo de la Sociedad Americana contra la Esclavitud. Es criticada por hablar en público, asumir roles de mando y en general, por participar en la vida pública.
En 1840 viajó con su amiga Elizabeth Cady Stanton a Londres como delegadas a la Convención Mundial en contra de la Esclavitud. Furiosas ambas al serles negado el derecho a hablar, resolvieron organizar a su vuelta a los Estados Unidos una sociedad que defendiera los derechos de la mujer.
Fue, sin embargo, ocho años más tarde cuando consiguió con Mrs. Stanton organizar una Convención sobre los Derechos de la Mujer. Junto a Elizabeth Cady Stanton y Lucy Stone creó en 1866 la Asociación Americana por la Igualdad de Derechos. Al año siguiente, la organización inició sus actividades en Kansas, donde se iba a decidir por votación la concesión del sufragio a los negros y a las mujeres.
Permaneció activa hasta una edad muy tardía como defensora de los derechos de la mujer.El 11 de noviembre de 1880, a la edad de 87 años, muere en su casa de Cheltenham (Pennsylvania) victima de una neumonía, fue enterrada en el cementerio quáquero Fairhill, en el norte de Filadelfia.

martes, 6 de marzo de 2012

Teresa Claramunt

(1862-1931)
Quizás la primera revolucionaria española del siglo XIX. Anarcosindicalista.
Una de las militantes fundamentales del movimiento libertario español.
Nació en Barbastro (Huesca) en 1862 aunque con pocos años se trasladó con sus padres a vivir a Sabadell.
Trabajó en el textil y defendió a ultranza los derechos de las trabajadoras explotadas.
Pasó largas temporadas en prisión y después del llamado "proceso de Montjuic" fué expulsada de España. Vivió en Francia y Gran Bretaña.
En 1898 volvió del exilio.
Líder de la huegla textil de 1902, fué desterrada por ello a Zaragoza.
En 1903 publicó: "La mujer, consideraciones sobre su estado ante las prerrogativas del hombre"
En 1911 fundó la revista El Productor. En esa fecha fué acusad de haber dirigido una huelga general en Zaragoza fué llevada de nuevo a prisión dos años más tarde de la Semana Trágica de Barcelona (1909) en la que también participó.
En 1929, muy debilitada, pronunció su último mítin.
  Podemos tener acceso a uno de sus impresionantes textos sobre su vivencia en la cárcel durante el proceso de Montjuic recogido en la base documental de la Història Contemporània de Catalunya.
http://www.xtec.es/~jrovira6/restau11/teresa.htm

Clara Campoamor

(Madrid 1888 – Laussanne 1972 )
Nace en el barrio madrileño de Maravillas el doce de febrero de 1888, en una familia de origen humilde. Su madre era modista y su padre, contable de un periódico
A la muerte de éste, se ve obligada a interrumpir sus estudios y ponerse a trabajar y lo hace en el cuerpo de Correos y Telégrafos en 1909.

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En 1914 y tras sacar el número uno de su oposición, se convierte en profesora de adultas en el Ministerio de Instrucción Pública. Sin embargo, al no tener el bachiller sólo puede impartir clases de taquigrafía y mecanografía por lo que decide seguir estudiando a la vez que lo compagina con sus trabajos de mecanógrafa en el Ministerio y de secretaria en el periódico “La Tribuna” respectivamente.


En 1923 participa en un ciclo sobre Feminismo organizado por la Juventud Universitaria Femenina donde comienza a desarrollar sus ideario sobre el derecho a la igualdad de las mujeres.



En 1924 y a la edad de treinta y seis años se licencia en Derecho lo que le permite defender dos casos de divorcio muy célebres en aquella época, el de la escritora Concha Espina, de su marido Ramón de la Serna y Cueto, y el de Josefina Blanco, de Valle-Inclán.

Fue también la primera mujer que intervino ante el Tribunal Supremo y que desarrolló trabajos de jurisprudencia sobre cuestiones relativas a los derechos de la situación jurídica de las mujeres en nuestro país.





Homenaje de las asociaciones feministas a Clara Campoamor en Madrid, 15-11-1931
En 1928 crea junto a compañeras de otros paises europeos la Federación Internacional de Mujeres de Carreras Jurídicas, que todavía existe con sede en París y trabaja junto a Victoria Kent y Matilde Huici en el Tribunal de Menores.

En 1930 contribuye a fundar la Liga Femenina Española por la Paz.



Con Azaña forma parte de la junta directiva del Ateneo de Madrid y se declara republicana. A la pregunta de un periódico "¿Monarquía o República?, responde ¡República, República siempre!. Me parece la forma de gobierno más conforme con la evolución natural de los pueblos. Y en muchos casos la más adecuada a la situación de un país específicamente considerado, verbigracia, España".

Fue delegada de España en la Sociedad de Naciones.

En los últimos años de la dictadura de Primo de Rivera, colabora en el diario “La Libertad” donde en una sección propia titulada “Mujeres de hoy” presenta y analiza la vida de mujeres.


Tras la dictadura, entra a formar parte del Partido Radical y se presenta a las elecciones de 1931 para las Cortes Constituyentes de la Segunda República, obteniendo un escaño como diputada por Madrid.

Participa en la comisión encargada de redactar la Carta Magna republicana, siendo la primera mujer que habla en las Cortes Españolas. Estamos en septiembre de 1931.


Desde su tribuna ejercerá una enadercida defensa del sufragio femenino en España, con la oposición de sus propios compañeros de partido y de otra diputada socialista, Victoria Kent, convertida en la portavoz del “no”.


Victoria Kent se opone al derecho electoral de las mujeres, argumentando que éstas influidas por la Iglesia, votarán conservador. La derecha, contraria a la emancipación de las mujeres, apoya, sin embargo, a Clara Campoamor por los motivos que esgrime Victoria Kent, pensando que los votos de éstas les serán favorables a su formación.


Clara Campoamor se mantiene fiel a sus principios y defiende el derecho de las mujeres a ser consideradas ciudadanas por encima del sentido de su voto.

Al final, y con una apretada victoria impone sus tesis y entra en la Historia como la principal artífice de la inclusión del voto femenino en España, recogido en la Constitución de 1931, que en su artículo 36 dispone que “Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de 23 años tendrán los mismos derechos electorales conforme determinen las leyes”.

Discurso de Clara Campoamor
ante las Cortes el 1 de octubre de 1931, donde quedaría aprobado el voto femenino en España

 



En las elecciones de 1934, la CEDA se proclama vencedora y toda la izquierda culpa de su derrota a Clara Campoamor. Es su muerte política.


Sin embargo, en 1936, las urnas darán la mayoría a la izquierda.


En diciembre de 1933 es nombrada Directora General de Beneficencia, cargo del que dimite al año siguiente por discrepancias con el ministro.


Por esas fechas tiene lugar la rebelión de Asturias y Clara marcha a Oviedo con el fin de socorrer a los hijos de los mineros muertos o encarcelados.


La dura represión junto con la falta de interés que muestra el Partido Radical por todas las cuestiones referentes a la situación de desigualdad de las mujeres, la lleva a salir del mismo.

Intenta organizar un partido independiente que defienda los derechos de las mismas pero se le niega la entrada en el Partido de Izquierda Republicana.

En 1936, tras el golpe militar del general Franco contra la República Española, Clara Campoamor se exilia a Francia, Argentina y a Laussanne donde fallece en 1972 sin haber tenido la oportunidad, ante las condiciones impuestas por parte del gobierno franquista, de regresar a España como era su deseo.

Concha Fagoaga y Paloma Saavedra, en su reedición de El voto femenino y yo, en 1981, citan una carta de Clara Campoamor en 1959 a Martín Telo:
 

Clara Campoamor «Creo que lo único que ha quedado de la República fue lo que hice yo: el voto femenino».

Obra:
Escribió artículos en los diarios de la época “La Tribuna”, “Nuevo Heraldo”, “El Sol” y “El Tiempo” y publicó “El derecho de la mujer en España” (1936), “La situación jurídica de la mujer española” (1938), “Mi pecado mortal. El voto femenino y yo” y “La revolución vista por una republicana”.


Carmen de Burgos

1867-1932


Escritora, periodista y pedagoga. Bautizada en la Iglesia Parroquial de San Pedro (Almería) con los nombres de María del Carmen, Ramona y Loreta, nació al amanecer del día 10 de diciembre de 1867 en Almería. Era hija de José Burgos Cañizares, propietario, y Vicecónsul de Portugal en Almería, y de Nicasia Seguí Nieto.


Se casó muy joven, «en contra de la voluntad de su padre», a los dieciséis años, con Arturo Álvarez, hijo del gobernador de Almería, instalándose en aquella capital. Allí, por primera vez, entra en contacto con el mundo gráfico colaborando en la Almería Bufa. Problemas matrimoniales y la muerte de su hijo (de los tres que tuvo sólo sobrevivió su hija Maruja), la llevaron a Madrid abandonando el domicilio conyugal. Así describe estos primeros momentos su compañero sentimental, el escritor Ramón Gómez de la Serna: «Carmen vino a Madrid a rehacer su vida, sin recursos, con su hija en brazos (...) Carmen, con su sombrerito triste y con su hija siempre en brazos» y «en medio del escándalo provinciano».
Tras el divorcio, decidió estudiar magisterio, como alumna libre, al mismo tiempo que se iniciaba en el artículismo. Según datos oficiales ingresó en la Escuela Normal de Maestras de Guadalajara en 1901. En 1905 consiguió una beca para ampliación de Estudios en el extranjero y en 1907 fue comisionada para desempeñar la Cátedra de Economía Doméstica en la Escuela de Artes e Industrias de Madrid. Ese mismo año se traslada a la Escuela Normal Superior de Maestras de Toledo (sus biógrafos coinciden en que fue un castigo impuesto a causa de un artículo publicado en el Heraldo de Madrid que no gustó a la autoridad académica). Allí «sobrevivió » hasta 1909, año en que se trasladó a Madrid como auxiliar de la Sección de Letras en la Escuela Normal Central de Maestras, al mismo tiempo que desempeña la Cátedra de Economía Doméstica en la Escuela Superior de Artes Industriales.
En 1911 fue nombrada profesora especial de la Escuela de Artes y Oficios de Madrid. Fue también profesora de sordomudos y ciegos, actividad que ejerció hasta su muerte. Como apuntamos, su faceta como pedagoga siempre se vinculó a su actividad como escritora y periodista. Su producción literaria y articulista es numerosísima y abarca un amplio temario: desde belleza y economía doméstica hasta política. En este campo Carmen de Burgos luchó siempre por los principios republicanos, la inserción de la mujer en la vida pública y el sufragio, y con este fin fundó en 1920 la Cruzada de las Mujeres Españolas, a imagen de la creada en Portugal por su gran amiga, la dirigente feminista Ana de Castro. Cerebro intelectualmente inquieto, en 1908 había fundado la Alianza Hispano Israelita, publicando en su órgano de difusión la Revista Crítica. Su trabajo como colaboradora lo desarrolló, entre otras, en las siguientes publicaciones: La España Artística, La Educación, Album Ibero-Americano, La Correspondencia de España, El País, ABC, Feminal, La Alhambra, El Liberal, Tribuna Pedagógica, Por esos mundos, La Esfera, El Turbión. Fue redactora de El Heraldo y El Nuevo Mundo de Madrid. Fue miembro activo de la Asociación de la Prensa y de la Sociedad de Escritores y Artistas, Ateneo, Protección de la Infancia y «otras sociedades científico literarias». Fue también la primera mujer corresponsal de guerra en España.
Por lo que se refiere a su conciencia feminista ésta se fue desarrollando y evolucionando paulatinamente. En un principio, sus reivindicaciones se basaron fundamentalmente en la defensa del derecho a la educación, y al papel fundamental de la mujer como madre. No obstante acabaría defendiendo, con la pasión que siempre la caracterizó, el papel de las mujeres en la vida pública. Esta misma evolución puede aplicarse al tema del sufragio, pues si en un primer momento tuvo ciertas dudas respecto a la conveniencia de hacerlo extensivo a «todas» las mujeres españolas, su implicación posterior con el republicanismo y las ideas socialistas hicieron de ella una de las mayores defensoras del sufragio universal.
El día 9 de octubre de 1932 fallecía en Madrid, cuando participaba en una reunión política del Círculo Radical Socialista. Su último aliento fue para vitorear a la República. Su amiga Dolores Cebrián, esposa de Julián Besteiro y compañera de Carmen en la Normal de Toledo, lo comunicaba oficialmente al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. Al otro lado de la frontera, la revista portuguesa Portugal Feminino, con la que colaboró en vida, también ofrecía su tributo a la feminista española insertando la necrológica (elaborada por su amiga Ana de Castro Osorio) en su «Página Feminista»: «Carmen de Burgos, la gran escritora española que el 9 de octubre murió heroicamente en plena actividad de acción liberadora, es un valor mundial que todas las mujeres deben respetar (...) Amaba sus ideales más que a su propia vida... Y quien sabe si su gran y heroico sacrificio quedará aún largos años desconocido e inútil para la sociedad y, principalmente, entre las mujeres, al progreso de las cuales se sacrificó». 


Más Información:

http://www.carmendeburgos.org/carmendeburgos.htm

lunes, 5 de marzo de 2012

Clara Zetkin

 "SOY ECO DEL PASADO, QUE VIENE A DESPERTAR, A LA MUJER DEL FUTURO"

(Clara Eissner; Wiedenau, 1857-Arjanguelskoie, 1933) Dirigente comunista alemana. Muy cercana siempre al feminismo, al socialismo y al comunismo, desempeñó, después de la Primera Guerra Mundial, un papel fundamental en el nuevo Partido Comunista de Alemania.

Estudió magisterio en Leipzig y, desde muy joven, mantuvo contacto con las juventudes del Partido Socialdemócrata alemán. Su relación con los revolucionarios rusos propició su matrimonio con un joven exiliado de esa nacionalidad: Ossip Zetkin. Cuando Bismarck prohibió el Partido Socialdemócrata en 1881, Clara Zetkin decidió exiliarse por imposición propia, y pasó la mayor parte de la década en Suiza y París. Allí escribió y distribuyó literatura clandestina, y también conoció a numerosos líderes socialistas internacionales.

Clara Zetkin (1857-1933). Source: ARAB, Postcard collection.
Casi diez años después, y tras participar en el congreso fundacional de la Segunda Internacional Socialista en 1889, regresó a Alemania y, desde Stuttgart, editó el periódico de mujeres socialistas Die Gleichheit ("Igualdad"), que se publicó entre 1892 y 1917, e intentó la reorganización de la sección femenina del partido. En 1907 fue colaboró en la fundación del Congreso Internacional Socialista de Mujeres, y en 1910, en el contexto de otra conferencia de mujeres socialistas celebrada en Copenhague, propuso que el 8 de marzo fuese el Día Internacional de la Mujer, resolución que quedó aprobada desde entonces.

Amiga personal de Lenin y de la escritora y activista revolucionaria Rosa Luxemburgo, Zetkin organizó la primera conferencia internacional de mujeres contra la Primera Guerra Mundial (1915); fue cofundadora de la Liga Espartaquista en 1916 y se unió al nuevo Partido Comunista de Alemania en 1919, en el seno del cual llegó a ser miembro del Comité Central y del Reichstag desde 1920.

Fue elegida para la presidencia de la Tercera Internacional en 1921, pero a partir de entonces pasó cada vez más tiempo en Moscú, especialmente a raíz del auge del nacionalsocialismo. Tras la muerte de Lenin en 1924, empezó a perder gran parte de su anterior influencia. Entre 1957 y 1960 se publicaron en Berlín oriental tres volúmenes de sus obras selectas con el título de Ausgewählte Reden und Schriften (Escritos y discursos seleccionados).

sábado, 3 de marzo de 2012

Carolina Coronado Romero de Tejada

Carolina Coronado nació en 1820 en Almendralejo, un pueblo de la provincia de Badajoz en Extremadura, en el seno de una familia acomodada y distinguida pero de ideas liberales que atrayeron la represión fernandina sobre sus miembros: Fermín Coronado, el abuelo de la escritora, murió ese mismo 1820 por maltratos, y el padre Nicolás, fue encarcelado y luego amnistiado en 1829.

Cuando Carolina tenía cuatro años, la familia se trasladó a Badajoz, sin embargo, a pesar de vivir en una ciudad (aunque muy de provincias en la época) y a pesar de las ideas “progresistas” de la familia, la joven Coronado no recibió nada más que la normal (es decir muy pobre) educación de una señorita de su época, aunque es sabido que tuvo una buena cultura musical. Desde niña se demostró precoz en la lectura y en la composición literaria, especialmente de versos, y como autodidacta aprendió francés, inglés, italiano y portugués. Sin embargo, a pesar de las capacidades, y en contra de sus aspiraciones personales, la familia siempre obstaculizó la vocación literaria de Carolina, que se reveló pronto: en 1839 publicó en el periódico madrileño «El Piloto» la oda A una pluma, poema que despertó cierto interés, incluso en el bien famoso paisano suyo José de Espronceda. Pocos años después salió su primer libro Poesías con prólogo de Hartzenbusch.
 
En 1850 la familia Coronado se trasladó a Madrid, aquí Carolina hizo vida de corte, destacando por su belleza y su talento literario, dotes que le procuraron el favor incluso de la reina Isabel II. Dos años después Carolina se casó con Horacio Justo Perry, primer secretario de la Embajada de los Estados Unidos. Tras su matrimonio, aunque no abandonó la actividad literaria, la Coronado dejó casi por completo la poesía por la prosa, publicando sus obras sólo tras largas temporadas de silencio; en esta segunda fase de su vida Carolina desarrolló una intensa actividad de anfitriona, antes en Madrid, más tarde en Lisboa: por su salón pasaron personalidades progresistas de la altura del Duque de Rivas, Quintana, Zorrilla, Castelar, Gallego, Nocedal y otros.

El año 1854 fue un momento muy doloroso para la vida de nuestra escritora, a los dos años murió su hijo Horacio, pero las angustias no habían terminado, y veinte años después, en 1873, murió también su hija Carolina, cuyo cadáver, por decisión de su madre, fue embalsamado y conservado en un armario en el convento de las Madres Pascualas de Recoletos. Tras esta pérdida, el matrimonio se trasladó a Lisboa, a Paço d’Arcos y luego al palacio de la Mitra; en 1891 murió su marido Horacio, al que Carolina también mandó embalsamar y conservar en la capilla de su residencia y a él se dirigía todas las noches con el nombre de “El silencioso”. Carolina murió el 15 de enero de 1911 y su cuerpo, junto con el del marido, fue trasladado a Badajoz por su hija Matilde, la única que le sobrevivió, y por su yerno, el Marqués de Torres-Cabrera.
Aunque nunca se haya olvidado por completo a Carolina Coronado, la crítica ha vuelto a dedicarle atención desde hace relativamente poco tiempo. Famosa en su época por su belleza y elegancia, su talento, sus ideas anticonformistas y algo excéntricas (aunque llevó la vida discreta de una dama de la alta sociedad), su fortuna deslució tras su fallecimiento. Carolina en efecto, sin olvidar sus largas pausas entre una obra y otra, especialmente después de casada, fue una autora activa y creativa. Escribió y publicó sus poemas, algunos de ellos tradicionales otros bastante “inovadores” con cierta temática “libertaria”, poemas que se editaron en un primer momento en revistas y más tarde en volumen (en tres ediciones diferentes incorporando siempre nuevos textos); se dedicó a la prosa novelística (tenemos noticia de una quincena de novelas), al artículo y al ensayo de costumbre, y hasta al texto dramático, sabemos efectivamente que compuso varias obras teatrales (Alfonso IV de León, Un alcalde de monterilla y El divino Figueroa) aunque sólo una de ellas se estrenó (El cuadro de la esperanza, 1846).

Si es verdad que la crítica actual ha puesto más el acento en la inspiración “feminista” de su obra que, si por un lado reivindica más autonomía para la mujer y sobre todo el derecho a una buena educación y al ejercicio de las letras, por el otro pone a la persona Carolina en contraste existencial entre el papel público de escritor y el privado de esposa y mujer, no cabe duda de que la escritora extremeña es – prescindiendo incluso de esta problemática – una interesante y digna representante de las letras españolas del siglo XIX.

Obras de Poesía

Poesías, 1843; 2ª ed. ampliada 1852; 3ª ed. 1872.


Novelas

Jarilla, 1850.
Paquita y Adoración, 1850.
La Sigea, 1851.
Luz, 1851.
La rueda de la desgracia. Manuscrito de un conde, 1873.
El oratorio de Isabel la Católica, 1886.
Harnina (inacabada), 1880.


Ensayos

Los genios gemelos. Primer paralelo: Safo y Santa Teresa de Jesús, 1850.
Un paseo desde el Tajo al Rhin, descansando en el Palacio de Cristal, 1851.
Galería de poetisas contemporáneas (varios escritos publicados entre 1846 y 1862).


Teatro

El cuadro de la Esperanza, (inédito, fecha probable 1847-1848).

EMILY BRONTË

Emily Jane Brönte nació en Yorkshire el 30 de julio de 1818.
 
Perteneció a una familia inglesa, de seis hermanos, radicada en Yorkshire su padre era párroco anglicano de origen irlandés, hombre excéntrico y cerrado y al morir la madre, las hijas fueron enviadas a un internado de pésimas características, por lo que enfermaron de tuberculosis que no tardó en llevarse a las dos hermanas mayores.
 En 1842, decididas a ganarse la vida con la enseñanza, Charlotte y Emily marcharon a estudiar francés a Bruselas; fue ésta una época de amargo destierro para Emily, torturada por la nostalgia de su agreste país.
 
Regresaron a su hogar, y se dedicaron a la literatura.
 
 Emily compartía la pasión por la poesía y la lectura con sus dos hermanas Charlotte, Anne y  se enfrascaron en la tarea de escribir cada una, una novela, de neto corte victoriano.Emily escribía hermosos poemas, que luego de ser descubiertos por su hermana Charlotte, fueron publicados.
 
 
Emily publicó  "Cumbres Borrascosas" considerada una de las mejores narraciones en lengua inglesa y la obra maestra de la narrativa romántica victoriana.. 
El 19 de diciembre de 1848, Emily Brönte falleció de tuberculosis en Haworth.

Muchas y controvertidas fueron las críticas de Cumbres Borrascosas, entre los contemporáneos de la autora, a la que juzgaban demasiado dura en sus descripciones de la realidad representada. Pero la novela perduró en la historia de la literatura inglesa, por sus valores propios.